Agencia EFE
El creciente índice de abortos entre los adolescentes chinos, que ven la interrupción forzada del embarazo como un método anticonceptivo más, pone de manifiesto la falta de educación que sobre este aspecto reciben los más jóvenes, en un país en el que el sexo aún es un gran tabú.Las clases de educación sexual en los colegios chinos son prácticamente inexistentes y que los adolescentes en el gigante asiático hablen de sexo con sus padres es algo impensable, y todo ello en pleno siglo XXI.
'Cuando iba al colegio, en las clases sobre sexualidad, la profesora nos hacía abrir el libro en el capítulo correspondiente y nos dejaba leerlo un rato, pero no había espacio para debatir. No se nos pasaba por la cabeza preguntar algo', confesó tímidamente a Efe Men Yue, una joven profesora de chino para extranjeros en Pekín.
Parece que el vertiginoso crecimiento del gigante asiático ha hecho madurar demasiado rápido a sus millones de adolescentes, pero en lo que se refiere al sexo no obtienen suficiente información sobre métodos anticonceptivos o sexualidad y consideran el aborto un simple 'método' más.La prensa nacional recoge frecuentemente declaraciones de médicos de todo el país, preocupados con la creciente tasa de abortos entre chicas cada vez más jóvenes, sin pareja estable y, lo más impactante, que recurren a este procedimiento como 'solución' en repetidas ocasiones.
Según informaciones de líneas de atención telefónica médica, que reciben decenas de llamadas al día de adolescentes con dudas sobre cómo abortar, la edad media de las jóvenes con estos problemas ha descendido en los últimos años de los 16 ó 18 a los 14 años.
Otro agravante es que gran parte de estas chicas acuden al hospital solas, para esconder el hecho a sus padres, y no se toman el tiempo necesario para recuperarse tras el aborto, lo que puede tener serias consecuencias físicas y provocar la esterilidad.
Ser una mujer soltera y estar embarazada es una situación inaceptable para la conservadora y tradicional sociedad china, por lo que muchas jóvenes deciden abortar durante las vacaciones, lejos de sus familias, en unas fechas en las que las tasas se disparan, como en las pasadas vacaciones del Día del Trabajo.Sólo en Shanghai, durante los días festivos de la segunda 'semana dorada' china, el índice de abortos llevados a cabo por adolescentes aumentó en un 30 por ciento, según la prensa local.
Recientemente, el diario 'Xinmin Evening News' de la metrópoli china relataba la historia de una chica de 17 años, que en un período de 3 meses se preparaba para su segundo aborto y su abuela, de 70 años, se negaba a pagarle los gastos de la anestesia durante el procedimiento médico.'No es que no quiera gastar el dinero, sino que quiero que le duela, para que mi nieta recuerde la experiencia y aprenda', dijo la anciana, que contó al periódico que la joven conocía a sus 'novios' a través de internet.
El aborto, que suele costar unos 500 yuanes (64 dólares o 48 euros), es legal en China y estaba asociado a la idea de la mujer casada que, de manera voluntaria o no, recurría a la práctica para respetar la política del hijo único, impuesta hace tres décadas por el Gobierno para contener el crecimiento de la población.Wang Xiao Yan, una universitaria de Pekín de 23 años que contó su caso a Efe, admitió que hace 3 años, cuando tuvo que recurrir al aborto para evitar un embarazo no deseado, 'no tenía ni idea de sexo' y que su método anticonceptivo más frecuente era la 'píldora del día siguiente'.
En un mes llegó a tomarse 4 de las pastillas, cuando el máximo recomendado por los médicos es una. Una encuesta sobre hábitos sexuales entre universitarios publicada el pasado enero reveló que la mayoría está dispuesta a mantener sexo esporádico, lo que dejó boquiabiertos a los expertos, al constatar la rapidez del cambio de mentalidad entre generaciones.
La apertura del gigante asiático al capitalismo feroz parece haber traído no solo el próspero crecimiento económico, sino la moda del sexo entre los jóvenes, que, sumada a la falta de educación sexual y de medidas contraceptivas, está causando estragos en la población, sin mencionar el riesgo de enfermedades de transmisión sexual.
Los últimos datos del Ministerio de Sanidad chino, de 2005, revelan una tasa de 7,1 millones de abortos en ese año, aunque la cifra real podría ser mucho más elevada, dado que muchos casos en hospitales privados o en zonas rurales no se registran.
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